Vanessa

¿Cómo descubriste Brompton por primera vez?

¡Fue en un escaparate! En mi primer viaje al Reino Unido, justo antes de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. Enfrente del lugar donde me alojaba había una tienda de bicicletas, con un escaparate lleno de Bromptons de colores preciosos.

Nunca había visto una de aquellas elegantes bicis plegables y sentía gran curiosidad. Me pasó eso de que ves algo una vez y empiezas a verlo en todas partes.

¿Y después de tu viaje?

¡Volví a Calgary y empezaron a aparecer allí también! BikeBike, una de nuestras tiendas de bicicletas y creadora de comunidades ciclistas, las tenía, y algunos de mis compañeros que promueven el ciclismo las utilizaban.

Se formó una comunidad en torno al ciclismo utilitario y urbano, y se creó un miniclub para formar la Liga Brompton de Calgary. Me intrigaban, pero ya tenía dos bicicletas que bastaban para mis necesidades de utilidad y de aventura y no podía permitirme comprar más.

¿Qué cambió?

Decidí mudarme al extranjero. Una Brompton me parecía una solución práctica para moverme y enlazar con trenes, autobuses o aviones. Ya había hecho una prueba con un amigo que generosamente me prestó su Brompton en un viaje a la isla de Vancouver. Volé hasta allí y viajé en autobús y ferri.

Recuerdo que al conductor del pequeño autobús le entusiasmó que se plegara en tan poco espacio y cupiera con el resto del equipaje en la parte de atrás. En Vancouver, probé las 6 marchas en algunas cuestas famosas, incluida una pendiente del 18 %. Me di cuenta de que podía subir bien y a la vez moverme rápido y manejarla bien y pensé: sí, me gusta esto.

La suerte quiso que, a un mes de la mudanza, Sean, de BikeBike, vendiera una de sus Brompton personales al comprador adecuado. No me lo podía creer, era una Explore preciosa roja con manillar bajo, lista para la aventura. Aquel rojo precioso, mi color favorito, era perfecto. Solo me permitían llevar dos piezas de equipaje en el avión al Reino Unido, así que me mudé con mi Brompton en una caja llena de cosas y una bolsa llena de ropa.

¿Qué tal en el Reino Unido?

Bueno, el «Cohete Rojo» y yo llevamos juntas un año y somos muy felices. Mi espacio para vivir es bastante pequeño, pero con mi Brompton es fácil; la pliego y la dejo al final de la cama, lo que me resulta más fácil gracias a las ruedas especiales que tengo en el portaequipajes. Es algo especial porque, antes de irme de Canadá, mi padre salió a dar un paseo y vio un par de patines que habían tirado en una papelera.

Es un gran inventor y reutilizador, así que le quitó las ruedas y las colocó en el portaequipajes para facilitar el desplazamiento estando la bici plegada. Habrían ido a parar a un vertedero y ahora están aquí, viviendo una nueva vida en el Reino Unido conmigo, y son un bonito recuerdo de mi hogar.

¿Tus ruedas y tú habéis explorado ya mucho del Reino Unido?

Bastante, sí, una de las cosas que me atrajo del Reino Unido fueron las magníficas comunidades ciclistas. A un grupo de personas que ahora llamo amigos los conocí a través de Instagram, y a partir de ahí hemos compartido y planeado aventuras. Unos cuantos nos fuimos de «bikepacking» con nuestras Bromptons al parque del Distrito de los Lagos. Montamos en bici por senderos de grava y por carreteras, y subimos y bajamos por el terreno ondulado de los lagos.

Como las ruedas son tan pequeñas, densas y resistentes, soportan sin problemas tu peso y el de tu equipaje de «bikepacking», por no hablar de que no hace falta pagar por la bici en los trenes, lo cual es muy satisfactorio.

He explorado Glasgow, Londres y he cogido el Eurostar para recorrer París con mi Brompton el día de mi cumpleaños. Subirme y hacerme una foto con mi Brompton y la torre Eiffel fue increíble, dos iconos del diseño.

¿De verdad te encanta montar en bicicleta?

Sí, de niña mi familia incorporaba el ciclismo a nuestras vacaciones y recorríamos el sendero del río de nuestra ciudad por las tardes después del colegio en los meses de calor. Calgary tiene una asombrosa red de senderos de 1200 km y es una forma genial de desplazarse por la ciudad. Con el paso de los años y la edad adulta, el ciclismo dejó de ser para mí un medio de ocio y recreo y pasó a ser una herramienta útil para los desplazamientos cotidianos y el transporte de cosas.

Siempre me he considerado ciclista, pero creo que la Brompton desafía la noción de lo que puede ser el ciclismo. Con una Brompton, eres una persona con bicicleta, no necesariamente ciclista, y creo que eso es un cambio de perspectiva muy útil.