Lee

¿Cómo te enteraste de que existía Brompton?

Todo comenzó dando una vuelta en bicicleta con un amigo y su hijo. Nos montamos en el tranvía para volver a casa y el inspector nos paró. Decía que no se podían subir esas bicicletas, sino solo las plegables. Nunca pensé en que hubiera bicicletas plegables. Poco después, fui a Harry Halls (una tienda de bicicletas de Mánchester) y me enseñaron las bicicletas Brompton. Me gustaron nada más verlas; de verdad, así fue. Eso fue hace tres años y desde entonces no he vuelto atrás.

¿Para qué usas la tuya? 

Ah, pues para todo. La uso a diario. Para ir al trabajo, para entrenar para el Iron Man y para ir a comprar la comida de la perra. Nadie se cree todo lo que puedes hacer con ellas. Considero que son las Land Rover de las bicicletas. Puede que no le convenzan a todo el mundo, pero si te gustan desde el principio, la querrás para siempre. Y nunca te fallan. A la mía le doy mucha tralla. Cuando pedaleo por el sistema de canales entre Mánchester y Macclesfield, otras personas se bajan de sus bicis de montaña para empujarlas por los puentes empedrados, mientras que yo paso volando con la mía cargada hasta arriba. 

¿Hasta arriba? 

Sí, te sorprendería todo lo que llevo en la bici: rastrillos, escobas y todo eso. Los coloco en el portaequipajes y luego los paso por el cuadro. Parece diseñada para ello. También tengo la cesta en la parte delantera. Mi perra cabía ahí cuando era una cría, pero ahora es demasiado grande, así que va corriendo junto a mí. Descendemos por senderos y todo tipo de caminos. Le encanta. Se llama Brandy. Es estupenda.  

¿Le has puesto algún nombre a tu Brompton?

Ja, ja, no, no. No le he puesto nombre a ninguna, pero puede que algún día lo haga. Ya he tenido tres, nuevas y de segunda mano. Le di una a mi hija cuando se mudó a Londres y otra a mi hijo. Es la mejor manera de moverse. Sinceramente, podría darte una lista de las personas que las han descubierto gracias a mí. Tengo un amigo que no va a Glastonbury sin su Brompton y otro que se la tatuó. ¡Lo hizo un mes después de adquirir la bicicleta! Empezó a usarla en vez del coche y le cambió la vida. Ya sabes, hasta que no pruebas otra cosa, no te das cuenta de lo estresante que puede ser coger el coche. Si alguien me dice que me puede acercar, le doy las gracias, pero le digo que no. ¿Para qué lo querría? Con la bici tengo total libertad.   

¿Te llevas la Brompton a todas partes? 

No salgo sin ella. Te reirás, pero siento que me falta algo si no la tengo. Me aburro. Con una Brompton, nunca te aburres. Montaré en una Brompton hasta el día en que me muera. No me cabe ninguna duda. El año pasado, me la llevé a Italia y Croacia. Cogí el tren a Londres y pedaleé hasta el O2 Arena para ver a Madonna. ¿Y sabes qué? Siempre había dicho que tres de las mejores semanas de vida fueron las que pasé pedaleando por los Alpes, pero luego fui a Escocia por mi cuenta con mi Brompton. Me bajé en la última parada de tren antes de John o' Groats y pedaleé hasta el «camping» Ullapool sobre la marcha, y esos fueron algunos de los mejores días que he tenido. 

¿Te gusta recorrer largas distancias? 

Supongo que sí, pero no me veo como un ciclista porque lo hago porque me divierte. Pedaleo a un ritmo suave. No voy a toda prisa. ¿Pero sabes qué? Puedo unirme a los grupos de ciclistas de carretera cuando quiero. Me preparo por completo para el Iron Man con la bici. Aunque tenga las ruedas pequeñas, resulta sorprendente. El entrenamiento consiste fundamentalmente en pedalear. Puede que vaya despacio, pero pedaleo mucho. ¿Sabías que el hombre que más ha viajado del mundo, Heinze Stucke, tenía una Brompton? Cuando vi eso, pensé: «Los alemanes son simplemente increíbles en la ingeniería y él eligió una Brompton para recorrer todo eso». Eso dice algo, ¿no? Yo lo veo así en cualquier caso.